
Si la soledad es el sentimiento que surge cuando se constata que no soy nada, ni nadie para un alguien, el antídoto eficaz será la experiencia de importar a otro, y de importarle mucho. En una palabra, la soledad muere cuando nace el amor.



Nada llena más el corazón del ser humano que descubrir que por mí, otro piensa, vive, actúa y elige. Mi existencia tiene sentido; la indiferencia queda en el olvido. Sentirse amado, sencillamente por ser yo; no por lo que hago, ni por mi dinero, ni por ningún otro interés. Se es amado por ser, nada más y nada menos que uno mismo.



Las personas que no aman, o mejor dicho, que no tienen nadie a su lado a quien amar, muchas veces se preguntan si encontrarán algún día a esa persona especial y a causa de ello se inscriben en clubs de solteros, van a bailes, reuniones, se escriben a diferentes periódicos y revistas, etc., hasta que finalmente, de una u otra manera llegan a los enlaces por internet y empieza el intercambio de correspondencia vía electrónica.



El Amor por Internet existe, en donde se transforma a la inversa, en donde en la calle lo ves, conoces, tocas, en donde por Internet Conoces y después ves y tocas. La fórmula es el ser UNO/A MISMO/A. En donde los pasos no los marcamos, nos lo marcan nuestros corazones y siempre son en el mismo momento. Y nunca te pares a pensar de como ha sucedido, es la MaGia de Internet, VIVELO.



Aunque nuestro amor esté privado por las fronteras, no te preocupes, porque tú y yo tenemos una misma luna en la que mirar. Tú te acordarás de mí y yo de ti.



Hay cosas que no se pueden medir, sin magnitud, tan grandes como el mundo, como el sol que nos alumbra, como el agua que refresca nuestro ser.
Hoy no puedo medir la grandeza del amor que siento por ti muy dentro de mí. Pregúntales a las aves que vuelan libres por el mundo, a los niños que juegan, o a las noches solitarias que consumen nuestros sueños.
Mi corazón se encuentra inquieto en los días que he pasado sin verte.
Grande es la distancia que nos separa, pero eso no impide quererte. Se oye un eco, puedo escuchar tu voz tan suave como la seda.
Recuerdo el día en que te conocí, sentí una inmensa alegría, sentí el aroma y el calor de tu cuerpo cerca del mío, mirando hacia el firmamento las estrellas fugaces, pidiendo el deseo prometido de amarte eternamente…
Para siempre, te amo.



Quisiera que lo nuestro siempre triunfe,
La guerra contra la mala gente que seamos de ganar
Tenemos que prometernos que nunca nos vamos a separar
y que la decisión que tomamos nadie lo podrá cambiar.
Prométenos hacernos feliz, y que esas palabras
no las olvidemos con el tiempo.
Lo que nos prometemos mi amor,
que no sean falsos juramentos.

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